Desde 1957, cuando la Biblioteca Luis Ángel Arango compró su primer cuadro, En rojo y azul de Fernando Botero, ha sido constante el empeño de adquirir arte colombiano y arte latinoamericano, hasta el punto de que hoy sus obras ofrecen una cobertura muy comprensiva de la totalidad de nuestra historia artística.
La historia que narra la Colección del Banco de la República con las obras escogidas, entre casi 3000 pinturas, esculturas y obras en papel, para la exposición permanente, cubre con obras originales, los principales momentos de su desarrollo: las pinturas de la época de la Real Audiencia y del Virreinato, los balbuceos de los autodidactas de principios del siglo XIX, el subsiguiente academismo, el paisaje, los primeros pintores formados en Europa; los naïf y los que crecieron a la sombra de la pintura mexicana de la revolución, los "intocables" y los artistas surgidos después de 1960 hasta nuestros días.
De eso se trata: de mostrar esas tendencias de la historia, más que de reunir un catálogo interminable de nombres, y de hacerlo con un elemento nuevo -no un libro, no una película-, con la materia prima misma, con pinturas y esculturas típicas de su momento histórico, algunas de ellas verdaderos hitos entre las obras ejecutadas por colombianos.
Cuando una colección cuenta una historia también se cuenta a sí misma: la historia de su formación, las donaciones y adquisiciones excepcionales, los juicios que han guiado su crecimiento. La colección ha recibido la propiedad o la posesión de extensos fondos de algunos artistas como las Monjas muertas de Victorino García de propiedad de Granahorrar, el rico fondo Wiedemann donado por Cristina Wiedemann y el fondo Luis Caballero que posee el Banco. Con la intención de destacar estas abundantes colecciones, a cada una de ellas se ha dedicado sección especial. Así mismo, en paralelo a la narración que construyen las pinturas y esculturas colombianas, se muestran obras del ámbito latinoamericano de la época.
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